La articulación del Hombro por Julio Martínez
Gracias a Julio, colaborador de fisicos21.com y uno de los foreros con mejor reputación de nuestro foro, tenemos acceso a un interesantísimo artículo sobre la articulación que más preocupa al culturista; la del hombro.
COMPLEJO ARTICULAR DEL HOMBRO
La cintura escapular se define como el conjunto de estructuras que conectan la extremidad superior con el tórax y permiten su movimiento respecto a éste. La función del hombro es (en asociación con el codo) orientar la mano en el espacio para una función eficiente. Este complejo comprende una serie de articulaciones cuyo número varía dependiendo de los autores. La mayoría habla de cuatro: glenohumeral, acromioclavicular, esternocostoclavicular y escapulotorácica. Otros incluyen la subdeltoidea y, algunos, la denominada coracoclavicular. Es decir podemos encontrar hasta seis articulaciones en este complejo articular.
A la hora de analizar el movimiento son dos las articulaciones verdaderamente importantes: la glenohumeral y la escapulotorácica, considerando las articulaciones claviculares como las transmisoras del movimiento de la escapulotorácica.
ARTICULACIÓN GLENOHUMERAL
Se trata de una articulación diartrosis tipo enartrosis, es decir, una “bola en un platillo”
Tiene por tanto tres grados de libertad. Permite, en consecuencia, movimientos en los tres planos.
Sus superficies articulares son la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la escápula.
La cavidad glenoidea es poco profunda respecto al tamaño de la cabeza humeral, de hecho solo contiene, aproximadamente, un tercio de ella. Esto quiere decir que estamos hablando de una articulación con muy poca congruencia y, como consecuencia, poca estabilidad estructural. La contrapartida es que tiene mucha movilidad (lógicamente: para poder realizar toda la cantidad de movimientos que podemos hacer con las manos).
Este tipo de estructura provoca que esta articulación sea potencialmente susceptible tanto de problemas estructurales como de cambios degenerativos.
La profundidad de la cavidad glenoidea es incrementada por un anillo (de fibrocartílago según algunos autores, de tejido fibroso denso según otros) que la rodea denominado “labrum glenoideo”.
Por otra parte encontramos que la cápsula articular es dos veces mayor que la cabeza humeral, esto ayuda a la movilidad pero no provee gran estabilidad.
Nos hayamos, pues, ante una articulación con poca estabilidad ósea y que precisará de otros mecanismos que garanticen un mínimo equilibrio.
ELEMENTOS ESTABILIZADORES PASIVOS
La cápsula presenta tres engrosamientos en la cara anterior, que son los tres ligamentos glenohumerales (ligamentos de Morris) superior, medio e inferior. Estos ligamentos forman una especie de Z. Su función no es sólo dar espesor anteriormente a la cápsula sino que cada uno de ellos ofrece más tensión de soporte en movimientos específicos.
El ligamento glenohumeral inferior posee la mayor significación funcional, actuando como el estabilizador anterior primario del hombro a 90º de abducción.
Se ha demostrado la variabilidad del tamaño y de los lugares de inserción de los ligamentos glenohumerales; sin embargo, la significación clínica de esto tiene que ser todavía completamente esclarecida, pero se cree que la ausencia del glenohumeral medio puede predisponer a la inestabilidad.
Entre el ligamento glenohumeral superior y el medio existe una zona de debilidad, el foramen de Weitbrecht (aunque algunos autores consideran que no al estar reforzada esa zona por el tendón del subescapular).
También existe una zona más débil todavía entre el medio y el inferior, denominada foramen de Rouvière, donde la cápsula es muy delgada y puede permitir el paso de la cabeza humeral en las luxaciones anterointernas del hombro.
El ligamento coracohumeral empieza en la apófisis coracoides y, mezclándose con la cápsula superior y con el tendón del supraespinoso, se inserta en las tuberosidades de la epífisis proximal del húmero (es decir, tiene dos haces: el coracotroquiteriano y el coracotroquiniano). Regula la rotación externa pero es más útil en el soporte pasivo de la extremidad superior contra la gravedad.
ELEMENTOS ESTABILIZADORES ACTIVOS
Obviamente nos estamos refiriendo a la estabilidad aportada a la articulación por los músculos. La acción más importante en este sentido la realiza una estructura denominada el manguito de los rotadores, formado por la anastomosis (unión) de los tendones del subescapular, por delante, del supraespinoso, por arriba y del infraespinoso y el redondo menor, por detrás. Con su contracción desplaza la cabeza del húmero hacia abajo y la comprime contra la glena durante la elevación del brazo.
Como el eje del movimiento en la glenohumeral es cambiante constantemente la función principal del manguito es mantener un “recentraje” continuo de la cabeza del húmero en la glena escapular, algo sumamente importante para la salud articular.
La inserción del citado manguito configura una zona mal vascularizada, muy susceptible de sufrir isquemia, roturas del tendón de inserción o fibrosis. Dos tercios de los individuos pueden presentar zonas hipovascularizadas. Esta “zona crítica” se afecta más cuando se comprime la cabeza del húmero contra el acromion. La reparación de las lesiones en esta zona es muy precaria debido al déficit vascular.
El bíceps braquial, sobre todo su porción larga, también es muy importante en la estabilidad de esta articulación. La contracción de este músculo hace que se aplique la cabeza humeral sobre la glena, sobre todo en la abducción del hombro, impidiendo así la luxación de la cabeza. Aunque anatómicamente la cabeza larga del bíceps no pertenece al manguito de los rotadores podemos decir que forma una unidad funcional con este.
Resulta interesante saber que el tendón de la cabeza larga del bíceps es un tendón con vaina sinovial (una estructura que se presenta en tendones que están en zonas donde pueden sufrir mucha cizalla y que sirve para protegerles). Ocurre que los tendones con vaina también están poco vascularizados por lo que su recuperación cuando se degeneran (tendinitis, tendinosis…) tiene las mismas dificultades.
ARTICULACIÓN ESCAPULOTORACICA
No se trata de una verdadera articulación anatómica, puesto que no une dos huesos, sino que se trata de una sinsarcosis, es decir, que “articulan” dos músculos. Esta “sinsarcosis de Gillis” está formada por el subescapular posteriormente y el serrato mayor situado anterior. Existen dos zonas de deslizamiento en esta seudoarticulación (según Kapandji), una entre el subescapular y el serrato mayor (zona omoserrática) y otra entre el serrato mayor y las costillas (zona parietoserrática)
Este mecanismo permite toda la variedad de movimientos que es capaz de realizar la escápula. Todos estos movimientos ayudan a orientar la cavidad glenoidea, para que esta reciba de la mejor manera posible a la cabeza del húmero, contribuyendo a mantener la estabilidad funcional y aumentar la movilidad del hombro.
La adecuada movilidad de esta articulación es sumamente importante. Si entendemos todo el cuerpo como lo que es, una unidad funcional, y somos conscientes de la tremenda capacidad compensatoria del cuerpo vemos como un déficit en la movilidad de esta articulación provocará que el cuerpo compense con más movimiento en otra/as articulación/es. Podrá compensar, por ejemplo, bien con la glenohumeral, bien con la columna vertebral. Cualquiera de las soluciones que el cuerpo decida adoptar, si se dilatan en el tiempo, provocarán una secuencia motora anómala y, probablemente, lesiva.
Preguntas: ¿alguien realiza movimientos específicos de esta articulación? ¿los profesionales de los gimnasios se procupan de integrar el movimiento escapulotorácico en los ejercicicos de press y pull? ¿saben como hacerlo?
MOVIMIENTOS DEL HOMBRO
El movimiento coordinado de estas articulaciones se denomina ritmo escapulohumeral. El movimiento sólo de la articulación glenohumeral no puede ofrecer un rango de movimiento completo al húmero. Una mayor movilidad en esta articulación representaría que fuese hipermóvil y, por tanto, tremendamente inestable. Teniendo en cuenta que ya es la articulación que más fácilmente se luxa del cuerpo nos podemos imaginar que ocurriría si tuviese menos estabilidad. Por lo tanto el cuerpo debe poseer otro mecanismo que provea movilidad sin comprometer más la estabilidad y este mecanismo es el ritmo escapulohumeral, es decir, al rango de movimiento de la glenohumeral podemos añadir el de la escapulotorácica. Aunque esta relación de movilidad es variable, se acepta que por cada 2º de movilidad de la articulación glenohumeral se realiza 1º en la escapulotorácica.
En terminos de salud resulta imprescindible utilizar un correcto ritmo SH en todos los ejercicios que afectan a la extremidad superior
AMPLITUD DE MOVIMIENTOS
La articulación escapulotorácica provee, tanto en la flexión como en la abducción del hombro, mediante una rotación hacia arriba de la fosa glenoidea, un movimiento de aproximadamente 60º desde la posición de reposo.
La articulación glenohumeral contribuye (depende de los autores) con casi 120º en flexión y de 90º-120º en abducción.
El rango de movimiento final combinado es normalmente descrito entorno a los 180º. Por supuesto está sujeto a las distintas diferencias individuales.
En aducción horizontal (flexión horizontal) la glenohumeral provee 90º y el movimiento combinado alcanza unos 135º.
Contribución de la columna al movimiento del hombro
Aunque frecuentemente pasado por alto, el movimiento de la columna torácica y lumbar contribuye a la habilidad de posicionar la extremidad superior en el espacio, aumentando por lo tanto el movimiento y la función global del complejo del hombro.
Pocos individuos pueden llegar a 180º (tanto de flexión como de abducción) con el rango de movimiento del hombro. El mecanismo que posee el cuerpo para proveer el resto del rango es la columna vertebral. Cuando el movimiento es unilateral la columna realizará una flexión lateral y cuando es bilateral se producirá un aumento de la lordosis lumbar. Es muy importante tener esto en cuenta cuando se van a realizar ejercicios con cargas por encima de la cabeza.
ESPACIO SUBACROMIAL
No podemos hablar de la función de la cintura escapular (más bien de la disfunción) sin nombrar esta estructura anatómica.
Entre la apófisis coracoides y el acromion de la escápula está el denominado ligamento coracoacromial. Estas tres estructuras delimitan una zona denominada espacio subacromial (el “fornix humeri”, el techo del húmero)
Por este espacio discurren distintas estructuras: tendón del manguito, tendón de la cabeza larga del bíceps, bursa subacromial-subdeltoidea, principalmente. Una disfunción en el ritmo SH (por ejemplo un mal centraje de la articulación glenohumeral) puede provocar una reducción de este espacio con lo que se puede producir con más facilidad un pellizcamiento de estas estructuras blandas entre la cabeza del húmero y el “fornix humeri” (el denominado “síndrome del impigement”). Existen algunos movimientos que también pueden producir reducción de este espacio.
Existen variaciones anatómicas individuales que pueden afectar al tamaño de este espacio, por ejemplo el tipo de acromion.
RESUMEN
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La articulación del hombro es muy móvil y poco estable estructuralmente.
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El conjunto capsuloligamentario anterior del hombro no es muy fuerte y es sensible a las fuerzas de cizalla.
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Es muy importante entender el ritmo escápulohumeral para comprender la función de la extremidad superior.
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La salud de una articulación depende de su estabilidad.
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El manguito de los rotadores es muy importante para la estabilidad del hombro, y se trata de una estructura que se lesiona con cierta facilidad y se recupera mal.
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El bíceps braquial tiene más que ver con las disfunciones del hombro que con sus funciones.
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Una reducción del espacio subacromial puede provocar serias disfunciones del hombro.
BIBLIOGRAFÍA
M. NORDIN y V.H. FRANKEL Biomecánica básica del sistema musculoesquelético. McGraw-Hill, 2001
R.C. MIRALLES e I. MIRALLES Biomecánica clínica de los tejidos y las articulaciones del aparato locomotor. Masson, 2005
I.A. KAPANDJI Cuadernos de fisiología articular. Masson, 1997
L. LEAL Apuntes curso E.R.A. Barcelona, 2005
TORTORA y GRABOWSKI Principios de anatomía y fisiología. Oxford, 2002
Autor; Julio Martínez