Editorial F21 Dic 2012; La labor de un juez
Marcos Herrera nos describe un aspecto que muchas veces pasa desapercibido para muchos y que quizás no se ha sabido valorar en toda su importancia; precisamente el trabajo de los jueces.
En este pequeño paréntesis de actividad en el que nos encontramos, salientes de una temporada y esperando ya con ilusión el inicio de la próxima, es un buen momento para ejercer la labor didáctica y explicar algunas de las peculiaridades de nuestro deporte. Esta vez, nuestro presidente y juez internacional nos acerca mediante este texto a la labor de un juez en una competición fisicoculturista. Un relato que bien puede crear un interesante debate.
La labor de un juez
Ahora que no tenemos competiciones a la vista, que han pasado ya algunas semanas de las últimas citas del calendario y que se han ido enfriando las polémicas típicas de las clasificaciones en nuestro deporte, es un buen momento para recordarle a todos los aficionados y competidores algunos aspectos de la evaluación de un físico en culturismo que por lo que suelo leer en redes sociales y foros algunos tienen equivocados.
Un juez de culturismo “no puntúa” físicos. Es decir, no ocurre como otros deportes en los que mediante un baremo de puntuación, un participante recibe una nota de su presentación. No es el caso. En nuestro deporte un juez “ordena” físicos. Es muy común escuchar comentarios sobre si se valora o se deja de valorar la mejoría de un atleta. Pues no, no se valora, simplemente se ordenan los físicos que están presentes en ese momento. No se compara con presentaciones anteriores ni se hace comparación con físicos que no están presentes. Es más sencillo, si hay cuatro, se ordenan los físicos del uno al cuatro.
Pero, ¿en base a qué?
Pues aquí llega lo más difícil de explicar con palabras. Hablamos de una percepción de conjunto que obtiene un juez al ver un físico. En este punto algunos piensan que puntuamos por separado valores como la definición, la proporción, la simetría, el volumen muscular, … pues tampoco. Es una percepción de un conjunto. A mi me gusta usar la palabra ARMONÍA para referirnos a ese concepto. Según el grado de “armonía” que muestre el físico, el juez recibirá una imagen más favorecedora y por tanto podrá ordenar ese físico por delante de otros menos armónicos.
Si vale, armonía, ¿pero que hace que un físico sea mejor que otro?
Pues hay varios aspectos de un físico que permiten que un juez experimentado reciba esa imagen de armonía. Quiero creer que la mayoría de jueces tenemos una cierta sensibilidad artística, es decir, tenemos “buen gusto”. A esto le sumamos que nuestro criterio, nuestra sensibilidad se va educando con los años, con las imágenes que vemos, con los campeonatos que juzgamos, con los físicos que valoramos y con la historia que va marcando nuestro deporte y los grandes campeones que en este deporte despuntan.
Lo primero que un juez advierte de un físico podríamos decir que es algo ajeno a una actividad deportiva, algo tan injusto como la genética que le ha tocado al atleta. En varias ocasiones he escuchado a competidores descontentos hacer alusión a su esfuerzo, a su sacrificio, a su dedicación. Pues siento decirles que si alguien sin haber pisado un gimnasio en su vida, o sin dejar de comer bollería a diario presenta un físico mucho mejor, se ordenará por delante del resto. En este punto podríamos hablar de “línea”, un concepto que muchos usan para referirse a las proporciones agradables que muestra una cierta estructura ósea. Tanto nuestro sistema muscular como el sistema óseo nos dan una propiedad fundamental a nuestra imagen, nos dan una forma. Una forma que nos diferencia del resto. Esa forma favorable nos permitirá clasificar más alto. Caderas estrechas, amplitud de clavículas, cabeza acorde en proporción a la altura, proporción entre la altura del torax y del tren inferior, alineación de las articulaciones, etc…
Otra de las propiedades que un juez divisa de inmediato frente a una línea de competición podríamos llamarlo la “condición”, aquellos que muchos denominan “punto”. Es decir, algo tan sencillo de explicar cómo que para valorar un físico en su correcta medida debe presentar un nivel de grasa bajo que permita ver la definición del músculo, la separación del mismo, su disposición, forma y tamaño. Este concepto de punto se hace más poderoso en competiciones de nivel bajo, donde competidores y preparadores inexpertos no acaban de controlar esa “puesta a punto” y quien no lo logra se muestra desfavorecido ante el resto. En competiciones de mayor nivel, y en internacionales, por ejemplo, la condición es correcta en la mayoría de competidores y por tanto podemos valorar los físicos en igualdad de condiciones.
El problema con este término lo tenemos principalmente en España, ya que muchos preparadores consideran este requisito como fundamental y único punto a valorar. Totalmente incierto. Nunca un juez ordenará físicos por la definición que muestren. Primero exigirá una condición, “un punto” mínimo que permita analizar su musculatura, y a partir de ahí comenzará a analizar otros aspectos. Es decir, no es el baremo final, es el baremo de inicio. Otro error es pensar que la vascularización es un síntoma de definición. Para nada. Es más, jueces experimentados prefieren físicos carentes de esa vascularización que no entorpezca la visión de lo fundamental en nuestro deporte, la separación muscular, la profundidad de esa separación y la definición de las formas de cada uno de los grupos musculares.
No deja de ser quizás el baremo más importante pero a la vez en igualdad de condiciones, el tamaño muscular. La base de nuestro deporte. El objetivo número uno de cualquier culturista es la hipertrofia. Debe ser por tanto el crecimiento muscular el pilar fundamental de un físico construido. Pero un tamaño muscular acorde a los otros baremos expuestos, un tamaño proporcionado al tipo de genética que muestra un físico. No se trata de construir un físico a base de meter músculo sin control, no. Eso no favorecería al conjunto. El músculo debe estar bien puesto en proporción todas sus partes, y por supuesto simétricamente.
Aquí hago un paréntesis para aclarar otra confusión que muchos tienen, la referente la “simetría” a la que tanta importancia muchos entendidos le atribuyen, no tiene nada que ver con lo expuesto con anterioridad, es algo más sencillo, la simetría, aquí y en china, es la igualdad en tamaño, formas y definición del lado izquierdo con respecto al lado derecho del cuerpo. Solo eso, nada más. No debemos usar ese término para referirnos a otras cualidades para las que sería mejor hablar de estructura o de línea, proporciones o incluso si hace falta, genética.
Nos quedaría aún hablar de algunos otros aspectos que tiene en cuenta un juez, o que aunque no los tenga en cuenta explícitamente sí que permite ensalzar un físico. Juzgamos físicos, no caras, no peinados, no puesta en escena…. ¿O sí?
Explícitamente no lo hacemos, salvo en las categorías donde si se tiene en cuenta como aquellas categorías de perfil más fitness, pero no cabe duda, que la presentación a la hora de mostrar algo en nuestra vida es fundamental, y en una imagen más aún. La imagen se puede potenciar de mil maneras y es una herramienta que muchos competidores estudian y trabajan. Si lo hacen será por algo,… porque interfiere en la forma en la que un juez recibe la imagen de un competidor.
Con este texto pretendo entre otras cosas aclarar algunas dudas generadas en muchos competidores, por revistas, debates absurdos y comentarios de gimnasio, que hacen pensar que el juez de culturismo es un ser especial, superpoderoso y que tiene una regla de medir en la mano.
Recuerda, el juez, ordena lo que tiene delante. Nada más.
Si quieren y les apetece en otra ocasión, les explicaré cómo funciona la labor estadística, también algo interesante de conocer sobre todo por aquellos que sienten y creen en complots oscuros y traiciones desde la mesa de los jueces.
Les invito a comentar este texto y a entablar un interesante y respetuoso debate.
Saludos a todos,
Marcos Herrera
Juez internacional IFBB.