En estos momentos donde la pandemia parece que aprieta en una segunda ola y tras los largos meses de incertidumbre, la celebración de campeonatos parece algo que no gusta a todo el mundo.
A mediados de marzo de 2020, hace tan sólo seis meses, España entró en un confinamiento a nivel nacional sin parangón en ningún momento de la historia de este país. De hecho, no sólo a nivel nacional, todo el mundo ha entrado prácticamente en algún tipo de confinamiento provocado por la Covid19, nombre del coronavirus que nos está afectando.
Ese confinamiento provocó que en amplios sectores de la población el comienzo de un estado de alarma personal que afectó/afecta a mucha gente aún hoy en día. Ese miedo que se inoculó, de manera acertada o no, provocó que la salida a la calle fuera un acto de insensatez o riesgo que aceptaron multitud de personas. Tanto fue así, que hay parte de la población que continúa con ese estado mental.
Sin embargo, y como el sentido común nos indica, ni la mortalidad es tan apabullante, ni la economía puede soportar de nuevo tales etapas de inactividad en la sociedad española como las que hemos sufrido. Y aquí es donde actividades de toda índole parecen ser evaluadas en función del posible riesgo que conlleva realizarlas. Y claro está el deporte es uno de los sectores que después de la pandemia se han reactivado.
Sim embargo y en el mismo ámbito deportivo hay quien teme que este tipo de eventos puedan provocar el contagio masivo de miles de personas. De ahí que aún hoy en día, ver un partido profesional de fútbol o baloncesto con público siga siendo una quimera. Pero obviamente no todos los deportes congregamos 10.000 personas juntas. De ahí que la mayor parte de las actividades deportivas han salido adelante.
Si bien hay algunos deportes que han tirado la toalla en estos últimos meses, casi todos nos hemos adaptado a las nuevas directrices sanitarias y de reuniones sociales. El culturismo ha sido uno de ellos. Pero no piensen que esto ha sido tan fácil.
Incluso dentro del colectivo de culturismo español ha habido personas que han pedido la suspensión del calendario 2020 por «coherencia social». Otros sin embargo hemos abogado desde el primer minuto para continuar con nuestros eventos como la mayor parte de las actividades culturales y deportivas que hoy en día vemos cómo se realizan.
Aunque es comprensible que algunos sientan ese temor, sin embargo ahora creo que toca otra cosa: Aprender a convivir con el coronavirus.
Esto significa que no se puede parar la vida por culpa de este problema. Que aunque sea algo con severo peligro, tomando las medidas adecuadas podemos celebrar campeonatos como el que abrió la temporada 2020 en Marbella, o como los campeonatos de Europa IFBB de mediados de septiembre donde se dieron cita más de 500 personas y donde no ha habido ningún problema de salud en absoluto. Además de otros eventos de índole regional celebrados con menor aforo y con medidas especiales, con lo que parece asegurada que mientras las autoridades nos permitan, es posible y real la celebración de la temporada 2020.
Es por esto que hay que reconocer la valentía y el compromiso de muchos directivos de todo tipo, desde internacionales a provinciales, han puesto de su parte algo más que la típica voluntad y su saber hacer para que, en este especial 2020, nuestro deporte haya tenido la suerte de celebrar campeonatos y que hayamos despejado la duda de si era racional o no celebrar eventos con las actuales circunstancias sanitarias. Algo que no parecía seguro y que incluso alguno tildase de temeridad ha pasado a ser algo posible y perfectamente realizable hoy en día. Dejando la puerta abierta a que en el futuro hablemos de lo que hubo que hacer y de hablar para poder completar competiciones, incluso con el mundo de hoy que nos ha tocado vivir.