Por qué cambio de entrenador?

Te has parado a pensar qué es lo que buscas con ese cambio; analiza lo que te ha llevado a esa dirección y actúa en consecuencia.

Me llama mucho la atención en este deporte cómo a veces conozco a gente que lleva 20-25 o incluso 30 años con el mismo entrenador. Me conmueve sinceramente ver cómo la gente es fiel hasta el punto de lo irracional.

No obstante no me produce la misma sensación alguien que en un año tiene 3 entrenadores… Denota algo que quizás no encuentre nunca porque es algo que debe de venir dentro del alumno.

Hoy en día es normal y aceptado que a la vista de la cantidad de buenos preparadores, mediocres preparadores y malos preparadores que hay, la gente obviamente escoja y se mueva de unos a otros. Es la ley de la oferta y la demanda y cuando entras en este juego, se debe aceptar sin rechistar; y así hacemos casi todos.

Las razones que llevan a una persona a cambiar su entrenador suelen coincidir fundamentalmente con cuestiones que tienen que ver principalmente con varias razones que suelen ser frecuentes y muy conocidas:

  • La primera tiene que ver lógicamente la cuestión que parece ser la más lógica, la que tiene que ver con la consecución de resultados, si no obtienes lo que esperas, lógicamente buscas a otro preparador. Nada que objetar, solo plantéate que si has obtenido resultados positivos con el y ahora no, busca las razones. Aquí para que esto sea exitoso habría que hacer examen de conciencia y pensar que tú has puesto todo de tu parte para que el programa que te han diseñado funcione. Lo que no puede ser es que tú flojees en el entreno, en la dieta, en las condiciones del programa y luego echarle la culpa al que te lo ha puesto. Si cambias a tu entrenador por estas cuestiones, prepárate a volver a cambiar pronto, porque la culpa la tendrás tú , nunca el entrenador. Pero así echarás balones fuera y te engañarás a ti mismo hasta que madures y te des cuenta.
  • Otras veces resulta que son los métodos los que llevan hacia otro, es decir: obtienes resultados positivos pero no compensa los sacrificios que hay que realizar, dentro y fuera del gym, para conseguir esas mejoras. Y es que a veces no se justifica mejorar en el físico, si sacrificas tu trabajo, tu vida familiar, tus relaciones con amigos o simplemente tu tiempo para ti mismo. Algunos pueden pensar que así es la única manera, pero no te equivoques, seguro que otros entrenadores menos «ferreos» consiguen que sus alumnos lleguen a un nivel muy importante sin tener que hacer vida de espartanos.
  • En otras ocasiones, se cambia de entrenador porque quieres una especie de padre/sensei/mentor y a la persona que tienes ahora no se ajusta a este molde. Hoy en día flojeamos en lo que antes sobraba: GANAS. hace 20-30-40 años nadie sabía mucho de este deporte menos unos genios, pero sabéis una cosa; la gente mejoraba y lo hacía más rápido que ahora. Y es que la vida cómoda empuja a hacerse cómodo, a tener pocas ganas de moverte, a decir «es que me da pereza» como su fuera una justificación válida; y por tanto buscan a motivadores, senseis, coaching emocional y otras paridas que hacen que la flor y la nata de los vagos piensen que no obtienen beneficios porque no encuentran a buenos motivadores… Y lo peor es que esta figura irá a más porque cada vez habrá más vagos. Y pronto será más importante motivar que enseñar o programar entrenos… Admiro a los que entran en este juego, porque personalmente ya tengo dos hijos y no quiero ninguno más.
  • Y por qué no? también hay quien cambia porque no le gusta que no le «eche cuenta»; y aquí tenemos dos tipos: El que pacta las condiciones del programa de ejercicios y dieta con los clientes, cuando se supone que el que sabe es el entrenador y el cliente se ha de limitar a seguir los preceptos, y el que pregunta «el por qué de cada cosa?» pensando que ha contratado a un profesor de entrenamiento personal. Por un momento pensad que sois ese entrenador que tiene que justificar todos los protocolos, cantidades, series, repeticiones, y hasta la última acción de un entreno porque alguien quiere que le expliquen todo bien clarito… Me entendéis ahora. No me refiero a quien alguna vez pregunta algo de manera puntual, me refiero al que viene a aprender cómo ser entrenador, no a seguir sus directrices.
  • El inseguro. Y este no tiene solución. El que se guía por los likes de la red social del entrenador en cuestión, el que solo se fija si el entrenador está de moda o ha dejado de estarlo. El que ha oído hablar bien en un vídeo de instagram y aunque tenga menos brazos que el cliente, como habla de clusters, core y entrenamiento concurrente pues ya le encaja. Lo que quiere es estar con alguien famoso para tener cierto «nivel» cuando salga la conversación en su círculo de amigos. Por supuesto el entrenador ni le conoce y si lo hace, realmente no lo conoce; pero lo más gracioso es que el cliente tampoco suele entrenar los seis días a la semana, las sesiones dobles y no se ha comprado un bisu; ni toma vitamina D3 3 veces al día…

Imagino que habrá más casos y más motivaciones, pero pienso que estos que he descrito son la mayor parte de lo que pasa en la vida real. Y evidentemente el método de prueba y error suele ser lo que cada uno en su experiencia lleva después de un tiempo a decidir qué escoger.

Aunque termines volviendo con el primero o uno de los primeros que tuviste… porque después de probar algunos de nuevo «método» al final te quedas con aquel que te hizo mejorar, que te cobraba menos y que te enseñaba sólo con su ejemplo…Aunque no tenga perfil en tiktok…

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