El entrenamiento sigue siendo lo más importante

Un nuevo artículo de José María García García donde quiere poner de relieve que tras muchos años de modas y tendencias, el entrenamiento con cargas sigue siendo lo principal para cambiar tu cuerpo.

Otro día más en el gimnasio, una tarde/noche de otoño; el clima sigue sin decidirse. No sabemos si seguir usando la ropa de verano o cambiarte ya a algo más sustancioso. Aquí en Huelva esta estación tarda tiempo en entrar… La tarde de los miércoles no es la más concurrida en el gimnasio y suelo utilizarla para quedar con los chicos a los que llevo para revisiones en las que aprovecho para supervisar algún que otro entrenamiento. El Atlantic y sus más de 30 años abiertos son ya una institución en Huelva y a pesar de que los tiempos son muy duros en cuanto a la competencia Inma, su dueña, sigue al pie del cañón.

  • Hola Inma!
  • Hola José! Tienes esperándote a un par de chicos dentro.
  • Gracias. Qué puntuales son! Si que son mirados los tipos, han llegado a su debido tiempo… supongo que lo harán a ver si hacemos piernas algo más flojitas… – aproveché para giñar un ojo a mi amiga-.
  • Ahí los tienes dispuestos.

Pasando por el torno de entrada me encontré casi de frente con los dos que, mirándome con cara de pillos, no decían ni pío al verme. Me imaginé qué podía pasar por sus cabezas, así que les dí las buenas tardes y me quedé mirándolos como a medio metro de ambos observándoles detenidamente.

Ambos parecían algo sorprendidos y se miraron uno al otro. Por fin uno me dijo:

  • Hoy toca hacer piernas, no?
  • Ah si si claro!
  • Lo de siempre Jose?

Me quedé callado con cara de pensármelo.

  • Vale, si. Lo de siempre…- quise dejar caer la posibilidad de modificar algo para darles esperanzas, pero les desperté pronto-.

Fuimos adentro. Como vaticiné, no había mucha gente. Pero pululaban por allí parte de los fijos y alguna que otra novedad. Saludé en alto para no repetirme demasiado y me introduje hasta el fondo donde iba a esperar a estos dos. Una de las dos jaulas de sentadillas que habían en el gimnasio estaba allí, casi en la última parte del gym. Algo apartada pero era «su sitio». Vaya, pensé, estaba ocupada. Bueno, pues se espera y ya está. Mira por donde era un chico de los que no conocía que estaba calentando a juzgar por los kilos que estaban puestos y que en ese momento estaba colocando un bosu (una semiesfera de goma) en el suelo que quedaba libre cerca de la jaula.

Quizás el tipo estaba recuperando una lesión, de ahí los pocos kilos. Me daba que iba a estar mucho tiempo pero bueno, se empieza por otro ejercicio, por una vez no pasa nada. Aún así esperé a que llegaran los chicos para entrenar y que ellos me confirmaran preguntándole. Me daba algo de reparo hacerlo yo por si él sentía que yo le presionaba. Así pasó, llegaron y le preguntaron y mira por donde me dicen que estaba a punto de terminar…

Bueno, mejor, así que los mandé a calentar ipso facto a la elíptica. El tipo hacía una sentadilla aparentemente dura o al menos eso decía su cara y pasaba directamente a hacer movimientos y equilibrios en el bosu. Bien, nada demasiado original. Se les acabó el tiempo a estos dos.

  • Bueno, recuerdo que la última vez llegamos a casi 100 kilos para la sentadilla, hoy llegaremos o no?-les dije-.

Se miraron de nuevo uno a otro casi con el mismo gesto que en la recepción. De nuevo, miraron al suelo casi al unísono e hicieron un gesto como diciendo «lo sabía» pero sin el halo de alegría que alguno podría pensar…

  • Jose, mira, es que el último día acabamos reventados y con agujetas durante días enteros…
  • Y? Cual es el problema? Ya sabéis lo que hago, para entrenar cantando ya podéis hacerlo solos. El día que hablamos me dijisteis que queríais entrenar fuerte. Y aquí estamos.
  • Pero es que… las piernas…
  • Las piernas son músculos o no?
  • Si, claro, claro que son músculos… pero es que…
  • Mirad chicos, yo ya estoy muy mayor para amoldarme a lo que quereis vosotros, o entrenamos a mi manera o mejor terminamos el acuerdo… De buena fé, considero que el objetivo que nos marcamos pasa por hacer esto que estamos intentando. Lo demás…
  • OK! Seguimos, no te hemos dicho nada Jose. Vamos a ello.

El otro no tuvo opción de hablar, directamente el más alto cogió la barra con decisión y comenzó a calentar con unos 30 kilos en total para 30 repeticiones. No volví a hablar porque pensaba que estos no iban a querer seguir cruzando una línea que discurre en la mente de algunas personas, esa frontera que separa lo que les gusta hacer de lo que tienen que hacer… Y conmigo sólo podían estar en un lado de esa línea…

  • Bueno, ya que habéis calentado vamos a hacer algo de verdad. 80 kilos en total y 20 repeticiones con parada abajo de dos segundos y ejecución lenta. Vamos allá!
  • Es decir, como siempre! Bueno, ya que estamos aquí vamos a echarle algo de arrestos a la cosa.
  • Querrás decir cojones, no? – apuntilló el compañero.
  • Me temo que si, tio…

Yo estaba con una sonrisa en la cara después de escuchar lo de arrestos pero ya directamente me tuve que reír cuando oí lo del compañero… Y es que de eso se trataba: de entrenar con lo que había que poner encima de la mesa o hacer el «paseíto». Cuantas veces se habían liado a entrenar pecho y bíceps los lunes lo justo para ni sudar, ni hacer que fuera demasiado «molesto»… y no habían mejorado lo que pensaban, hasta que habían dado conmigo. En cuanto los vi, lo tuve claro. Seis kilos en 4 meses asegurados. Llevábamos 3 y ya lo habían hecho…Pero claro, necesitaba estar encima de ellos para que su compromiso con lo que yo pienso que debe de ser el entreno fuera el mismo. Quizás por eso cuando amagué con dejarlos rápidamente decidieron no entrar por esa puerta. Ya sabían lo que pasaría probablemente si volvieran a entrenar solos. Que poco a poco abandonarían ese nivel de entrenamiento duro y que regresarían a donde estuvieron. Aún necesitaban más tiempo conmigo para poder tenerlo más claro.

Mientras tanto en el otro lado de la sala el tipo del bosu estaba dando unos saltos al y desde el cajón, en plan pliometría (con arena abajo y todo) y seguidamente estaba haciendo tijeras con 20 kilos en total. Ya lo tuve claro, estaba rehabilitando las piernas. Observé por contra que el tipo no perdía detalle de cómo se iban sucediendo las series de estos dos, aunque no lo hacía directamente no dejaba de mirarlos. Mientras los dos amigos estaban sólo a una serie de terminar las sentadillas.

  • Me va a dar algo. – Sentado en el suelo con un enorme cerco de sudor en la sudadera- Me va a dar algo…
  • Qué va! Si no me ha dado a mi ya…Tengo al corazón como un tambor de una tribu africana. Pero esto lo vamos a hacer tio, ya por narices! Por mis huevos que lo levantamos!

Yo no sé si eso lo dijo por mi o por él mismo. Pero el alto se metió debajo de la barra y empezó a hacer la sentadilla con 100 kilos en total por primera vez y aquel ritmo era de libro, de temario de curso, era perfecto. Bajando controladamente, parando abajo y apretando los dientes para subir lo más rápido posible. Las cinco primeras repeticiones fueron hechas de manera idéntica. En la sexta su cara comenzó a perder decisión, quizás le pasó por la mente que no llegaba, aunque su compañero estaba justo detrás y le marcaba los pasos cuando vio que su proceder no era igual que antes, contando las repeticiones y poniéndose en situación de echarle una mano si fuera necesario. Algo que los tres sabíamos que no iba a pasar. De momento no permitía ni una repetición forzada.

Aunque fuera en piernas.

Había que levantarlo uno mismo. Llegó, más bien llegaron, a las diez, el tipo paró un instante arriba y empezó a relajar el gesto de concentración dejando pasar un leve destello de querer dejar la puta barra en el soporte. Se imaginaba el dolor que le quedaba por delante. Me levanté y me acerqué:

  • Ni se te ocurra pensar que vas a dejar la jodida barra ya. Piensa en lo que quieras, pero aguanta y sigue! Haz cinco repeticiones más y de nuevo párate unos segundos arriba sin soltarla, vamos a las quince y luego veremos!

Me miró a través del espejo, juraría que quería traspasarme con la mirada. Tragó saliva y por un momento juraría que cerró los ojos. Sus piernas ya no tenían la decisión del principio, pero sus rodillas se fueron doblando y comenzó a hacer la repetición número 11; llegó abajo y tardó menos de la cuenta en subir. Su compañero me miró, me hice el loco y en la 12 se quedó aún menos tiempo abajo:

  • Quedamos que había que parar o no?- le espeté-.

Ahora si que me traspasó con la mirada, su corazón empezaba a mover su pecho como ya hacía su respiración cuando llegaba arriba. Frunció el ceño y volvió a bajar, cayeron la 13 y la 14 aunque en ésta sus piernas cuando llegaron abajo temblaban ostensiblemente. Su compañero empezó a darle ánimos:

  • Venga tio, que ya está la 15 aquí y tomarás aliento, venga! Que está hecho!

Funcionó, a duras penas esas piernas controlaron la caída, sujetaron un instante el movimiento y volvieron a subir casi con más tiempo que emplearon en bajar. Su cara ya no tenía ni gesto ni ganas de expresar dureza o concentración. Directamente abrió la boca para captar más aire mirándose de frente en el espejo, su tórax se expandía violentamente y el sudor era más que evidente, pero no soltaba la barra. A pesar de ello, en su cabeza había un pequeño diablillo que le sugería «suelta la barra, déjala y descansarás» desde hace varias repeticiones y cada vez parecía tener más sentido lo que oía dentro de su mente… pero ahí estaba yo.

Me puse de pie y casi le susurré al oído:

  • Mira donde has llegado, te quedan cinco putas repeticiones. Esas cinco repeticiones te van a separar de llegar donde los que son mediocres no llegan nunca! Eres un mediocre? o Vas a ir a por ellas sea como sea?

Quité al compañero de detrás y me puse yo mismo para jalearle más que ayudarle. Me vio, apretó los dientes y me dijo » las voy  a hacer por mis cojones» aunque los tres que estábamos allí juraríamos siempre que no sonó ninguna palabra. Bajó más rápido que antes pero se paró, cerró los ojos y subió. Esa juraría que me dolió hasta a mi.

  • Llevas 16, ni se te ocurra pararte ahora. Dile al que tienes dentro de la cabeza que venga otro día a decirte que no puedes hacerlo y HAZLO!

No sé si me escuchó, pero bajó. Esta vez si lo hizo más lento mientras su compañero le animaba a su derecha. Se paró pero un instante antes de subir abrió las piernas a modo de que ya le fallaban.

17.

Me miró. Le dije que le quedaban tres repeticiones y que si estaba dispuesto a dejarlo allí. Bajó más rápido de lo normal. se paró a duras penas y comenzó a elevarse sin pausa.

  • Una más como esa y no te la cuento! Llevas 18 y no me digas que te vas a quedar en la 19 así que hazla bien, ponle lo que tú y yo sabemos y tira de una puta vez.

Creo que ya estaba sudando hasta yo. Pero bajó, temblando, pero bajó, se paró, sacó una mueca de dolor enseñando los dientes apretados y subió hasta arriba. Diecinueve. Sus piernas le ardían con una sensación que había dejado de ser soportable cuando llegó a 15. Se lo pensó arriba, supongo que el diablillo ya era demasiado grande para no oírlo, pero hasta él mismo sabía que sólo le quedaba una, así que me imagino que para entonces el diablillo estaría diciéndole que lo tenía que hacer ya por tal de que yo no le dijera que era un flojo. Se le había puesto de su lado y es que en esos momentos uno tiene que tirar de todo mentalmente, hasta de sus miedos.

Juraría que no era sudor lo que tenía alrededor de los ojos en la última bajada, pero sí vi claro como abría la boca en los segundos que paró y como su espalda se inclinaba algo más de la cuenta, antes de subir a duras penas, segundo a segundo hasta que llegó a la parte de arriba, le temblaban las piernas cuando dejó la barra en el soporte.

  • Así se hace chaval, o aceptas esto o dedícate a ser como los demás.
  • Bien, de puta madre tio!!! – Le decía su compañero.

Se dirigió directamente a la banca más próxima a sentarse y sus movimientos fueron casi cómicos al andar casi como un robot; pero allí nadie se rio. Ahora le tocaba al más bajo y no prometía ser mucho más fácil. Aunque éste era algo más fuerte y como se comprobó, las hizo algo mejor.

El chico del bosu se me acercó y venciendo su timidez me preguntó si yo era entrenador y llevaba a gente. Le dije que si, por supuesto. Me dijo que él estaba tratando de ganar músculo pero con fuerza y que su rutina la había hecho uno de los mejores entrenadores de un box muy conocido de Madrid.

  • Pero no acabas de decirme que quieres ganar músculo?
  • Si, claro. Esa es mi meta, pero no quiero que sea sin ganar fuerza.
  • Vamos a ver, tú quieres ganar fuerza antes que músculo?
  • No, no que va. Pero no quiero ver que gano tamaño y no vale para nada, aunque llevo 4 años entrenando y no consigo ganar peso. Por eso acudí a ese entrenador muy conocido, uno de los mejores de Cross Fit de Madrid, del centro oficial de la marca internacional.
  • Pero si ni siquiera has sudado!
  • Es que eso es lo que me han dicho que tengo que hacer y ciertamente mi habilidad y fuerza han mejorado bastante por eso sigo. Sigo la rutina a pies juntilla.
  • A ver, a ver si termino de enterarme. Quieres ponerte grande y haces Cross Fit?
  • Si, claro. Es lo último en entrenamiento. No lo conoce usted?
  • Crees que no lo conozco?
  • No, no perdone, pero como se está sorprendiendo de lo que le digo…
  • Hombre me sorprendo porque no entiendo qué haces haciendo una cosa si quieres otra!
  • No, no a ver. Yo me quiero poner grande pero es que este entrenador está como quiero estar, yo no quiero competir en culturismo.
  • Y qué tiene que ver? seguro que ese entrenador lleva años entrenando y no creo que haya ganado su músculo haciendo Cross Fit desde hace diez años, entre otras cosas porque en España ni se sospechaba qué era eso por aquel entonces.
  • No entiendo bien…
  • Te lo digo en serio. Si quieres ganar músculo tienes que hacer culturismo y dejarte de hacer cositas raritas… No es que no sean útiles, lo son. Y te van a hacer ganar músculo como efecto secundario, pero para ganar de verdad ya hay un deporte que hace siglos que se realiza: CULTURISMO. Y eso no quiere decir que no se obtenga músculo de otra manera, pero es de todas , la MÁS EFICAZ por mucho que haya ahora otras modas o tendencias.
  • Entonces me recomienda entrenar como un culturista?
  • Coño! Si quieres ganar músculo, si. Si quisieras ganar fuerza, potencia o resistencia, NO. Pero si no te preocupa tanto estás en el mismo sitio que millones de personas, sólo que para llegar a una meta has escogido un camino que te lleva a otro. Así de sencillo. Ah! Y en cualquier caso. Estoy seguro de que si te ve el otro entrenador, aunque sea Cross Fit te dirá que le pongas más peso, que descanses menos o que le eches algo más de sangre al asunto. Porque en este, y en cualquier otro deporte se triunfa si uno se parte la cara entrenando y a ti no te veo ni sudar…

Miró al suelo. Supongo que se comparó con el chico alto que estaba tirado en el banco apunto de llegar a la máquina de Prensa Atlética para volver a entrenar y comprendió lo que yo le decía claro como el agua…

El entreno es lo primero, y ya puedes tener la mejor dieta del mundo, gastarte dinero en todos los suplementos del planeta y tomártelos 2,7 minutos antes de la salida en tromba de la señal mTor amplificada por 0,11 gramos de leucina por kilo  de peso corporal. Comprar Omegas 3, 6 y ácido araquidónico aparte, etc… etc… Si no te partes la cara entrenando no vale para NADA.

Y el que quiera un estudio de esto para ver su veracidad, que no lo busque porque no lo hay. Pero si no tiene el sentido común para entenderlo que pase de este artículo y siga buscando el santo grial del culturismo en los estudios universitarios que ya verá dónde va a llegar por ese camino…

José María García García