El próximo verano; editorial marzo2011

dEl próximo verano; editorial marzo2011

Con la vista en la llegada del verano todos los años se inicia en esta época una emigración de personas que acuden al gimnasio a buscar la forma física que desean pero que solo aparece en su mente cuando llega la época del bañador.

 


La vida es cíclica muchas veces…Y esto que es verdad para casi todos los aspectos de la vida es una ley en cuanto al tema que nos ocupa hoy. Los gimnasios se llenan en esta época de personas que quieren prepararse para que su cuerpo tenga un «restyling» que les haga estar en forma para el tan atemorizante momento de ponerse en bañador.d

 

Llevo con este, 26 años en los gimnasios y ni tan siquiera uno solo de ellos esto ha sido falso. Todos los años, más o menos una cantidad apreciable de personas acuden a los centros deportivos con la esperanza de ponerse en forma en dos tres meses para el verano. El por qué de esta peregrinación ritual tiene sus fundamentos en la naturaleza humana; en la ley que dice: «no hagas hoy lo que puedes hacer mañana». La obligación de hacer ejercicio para mejorar el aspecto físico hace que las matriculaciones alcancen su nivel más alto durante todo el año.

Esto, que puede parecer algo positivo, no lo es tanto. Por un lado los gimnasios a veces se llenan de tal manera que el entrenamiento se hace difícil o complicado de seguir por los veteranos y por otro los esfuerzos vanos de los monitores en enseñar a gente que solo van a estar temporalmente, sin ganas en muchas ocasiones y con una voluntad cercana a cero de seguir sus indicaciones. Este es un curioso fenómeno con el que debemos saber convivir porque siempre va a ser así. Podríamos pensar que cuando una misma persona haga esto dos o tres años seguidos y se dé cuenta de que no vale para nada, lógicamente se daría cuenta de que es cuidarse todo el años con ejercicio y dieta apropiada lo que le va a dar un verdadero rendimiento. Pero como todos sabemos, esto no suele ser más un fenómeno casi excepcional en el común de los usuarios temporales que comentamos.

Nosotros debemos de intentar poner de nuestra parte para que esta «conversión» de la persona se haga de manera racional y de que aprovechando que se apunte, por las razones que sean, podemos proponerle un sistema de ejercicios y unos hábitos de alimentación y de salud que hagan que su forma física sea lo más cercana posible al ideal que buscan.

Cómo lo podemos hacer?

dAyudando, informando, siendo amables, aprovechando su entrada a un gimnasio para que vea que hay un estilo de vida que es posible seguir sin ser uno un asocial, o un introvertido, simplemente viendo que es posible seguir unas pautas y ser completamente normal. Por lo tanto tampoco me refiero a los típicos de las tarteras a todos lados cuando ni tan siquiera van a competir, ni los que llevan suplementos consigo a todas horas, ni los que no pierden ni un minuto de entrenamiento sea la causa que sea.

Debemos de intentar ser modelos «reales» y sobretodo nunca ser asociales. Si queremos seguir asumiendo que somos parte de la sociedad normal, hemos de trazar lazos de unión, no comportamientos que nos hagan parecer aún más «raros» de los que ya por si y de manera no forzada causamos a mucha gente normal. Esto no quiere decir, ni por un momento, que renunciemos a nuestra identidad como culturistas en pos de «caerles simpáticos» a todo el mundo. Simplemente es no dar la espalda a una cantidad de gente que todos los años acuden al gimnasio, de manera equivocada probablemente, pero que usando el respeto podemos llegar a conseguir algo positivo.

Comentarios

No hay comentarios aún. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta