Cuando mucha gente cree que está haciendo unos músculos, a veces y debido a su técnica deficiente e ineficiente, está realmente haciendo otros…
Desgraciadamente el deseo no es siempre algo que nos asegure entrenar una parte de nuestro cuerpo.
Como la mayor parte de nosotros ya sabemos, el entrenamiento de un culturista avanzado requiere ir aislando los diferentes grupos musculares que se pueden entrenar individualmente para conseguir que ningún músculo quede retrasado en cuanto al desarrollo muscular. La propiedad de la proporción corporal es especialmente importante además, cuando eres competidor, aunque debería de preocuparnos a todos los que deseamos aumentar nuestra musculatura, ya sea por razones fisiológicas porque de esta manera evitaremos lesionarnos, ya sea por cuestiones estéticas y es que no hay nada peor a la vista que una gran disparidad en el reparto del tamaño muscular en nuestro cuerpo, incluso me atrevería a calificarlo como anormalidad en algún caso.
Pero, por qué no lo logramos?
Es obvio que cada uno tenemos nuestros músculos «buenos» y nuestros músculos «malos». Es decir, aquellos que reaccionan casi con cualquier estímulo al desarrollo y otros a los que no sabemos ni cómo entrenar ante su inacción. Las razones? Pueden ser varias, desde simples cuestiones genéticas, hasta por la ineficacia de nuestra técnica pasando por un problema neuromuscular o alguna otra causa… En este artículo hablaremos del que creo que tiene mayor probabilidad de mejora: La técnica inadecuada que es sin duda la más abundante de las razones.
Recordemos por un momento cómo era la concatenación de hechos que suele producirse para que un músculo aumente de tamaño. Entrenamos una zona del cuerpo, ésta a nivel contráctil se deteriora en sus microestructuras, a su vez se provoca la respuesta corporal para reconstruir dichas estructuras y que, por supercompensación, estás aumenten en tamaño y/o fuerza. Gracias al tiempo y a la nutrición prestada este ciclo lo repetimos en muchas ocasiones hasta que visualmente vemos el aumento de la masa muscular tan ansiada.
Este proceso como vemos se inicia con el entrenamiento de una parte de nuestro cuerpo. Pero qué ocurriría si en principio creemos que estamos entrenando una parte pero luego en la realidad ese esfuerzo se reparte entre varios otros músculos que deberían de participar tan sólo como secundarios (sinergistas) o fijadores (estabilizadores) ? Pues podría pasar que el nivel de roturas que creíamos tener en un músculo determinado sea muchísimo menor para que haya compensación en dicho músculo o que esos problemas estén situados en otros músculos y acabemos desarrollando los que no estábamos buscando…
Y luego, al cabo de los años, pensamos que tenemos un problema muscular al que hemos de dar solución y en ocasiones nos centramos en perfeccionar otros factores (nutrición, suplementación incluso mejorando el descanso) pero evidentemente esto no va a hacer que haya más roturas donde se creía que las había. Ni siquiera entrenar más veces a la semana va a mejorar este problema…
La única solución pasa por mejorar en la técnica de entreno. Cómo lo hago? Esto es merecedor de sólo un artículo para responder a esta pregunta. Pero aquí tienes algunas soluciones rápidas:
- Entrena más despacio especialmente en la parte negativa de la repetición.
- Sé consciente de qué parte has de sentir cuando entrenas, si no es así, busca variar el movimiento. concéntrate en sentirla.
- Guíate por sensaciones, si no congestionas la zona que quieres mejorar evidentemente algo pasa.
- Intenta comenzar con ejercicios básicos para la zona y repito, hacerlos lentamente, si has de bajar el peso que no te importe.
- Emplea técnicas que puedan dar más intensidad a la parte que quieres mejorar, desde la pre-exhaustación hasta las superseries (siempre ejecutadas lentamente)
- Si no funcionan los ejercicios básicos, intenta realizar alguno que jamás hayas probado.
- No entrenes más series, pero si más repeticiones. Has de mejorar la conexión mente músculo pero sin agotar los recursos energéticos.