Por qué engordamos?
Un fenómeno corriente que afecta a muchas personas y que, a pesar de la cantidad de tiempo que llevamos observándolo, parece que no queremos evitarlo cuando es fácil.
El sobrepeso, que no la obesidad, es un problema que afecta prácticamente a la totalidad de la población española en el siglo XXI. Muchos pueden pensar que se trata tan solo de un problema matematico, es decir, que la gente come más calorías de las que gasta. Y parte de la respuesta está ahí, como el hecho de que la población sedentaria no haga deporte o que los trabajos cada vez tengan un menor componente físico en general (hay excepciones notables, por supuesto).
Quizás me atrevería a decir que hay un verdadero responsable. Si tenemos en cuenta varias cuestiones que históricamente se han observado con el devenir de los tiempos. La cantidad de enfermedades relacionadas con problemas cardiovasculares debido a una alimentación errónea (y a falta de ejercicio, por supuesto), además del incremento exponencial de los casos de diabetes del tipo II (adquirida), el hecho de que haya problemas directamente relacionados con enfermedades dependientes de la cantidad de insulina circulante… Todo ello da como culpable a un único actor: Los hidratos refinados.
Pero volvamos a lo básico. Cada organismo tiene dos deberes que cumplir para que siga vivo. Esencialmente: una función energética (la energía que consume esa persona) y otra función plástica (la renovación celular que todos los tejidos corporales realizan diariamente).
Si tú comes hasta el punto que satisfaces ese gasto, tu peso no varía. (Dieta normocalórica)
Si tú comes más de lo que gastas, tiendes a guardar ese exceso de energía en forma de grasa. (Dieta hipercalórica)
Si tú comes menos de lo que gastas, tiendes a compensar ese déficit con la puesta en juego de esas reservas de grasa. (Dieta hipocalórica)
Ni más, ni menos.
Y a partir de aquí, podemos hablar de diferentes estrategias para perder grasa o ganar masa muscular. Pero esas definiciones seguirán siendo así.
Muchos dirán que no es lo mismo tener una dieta hipercalórica principalmente de hidratos refinados, que tenerla de grasas y proteínas. Probablemente la mayor parte de la respuesta la tiene una hormona; insulina.
Esta hormona secretada en el páncreas se emite como respuesta sobretodo al aumento de glucosa circulante ( incluso al aumento del pool de aminoácidos en sangre e incluso se especula con la presencia elevada de otro elemento como por ejemplo la grasa en el torrente sanguíneo) tiene como objetivo el almacenamiento de cualquiera elemento que abunde en sangre; no sólo del macronutriente que produce su liberación a la sangre; aunque lógicamente aparece como respuesta a la abundancia de éste en nuestro torrente sanguíneo.
Todo parece indicar que la ingesta de hidratos de carbono refinados o artificiales hacen producir las condiciones necesarias para que el cuerpo segregue insulina abundantemente.
Muchas dietas de hoy en día, aconsejadas para deportistas o personas sedentarias intentan disminuir todo lo posible la cantidad de insulina liberada en sangre para que, de esta manera, la posibilidad de almacenaje de grasa en las células encargadas a tal efecto, los adipocitos, desaparezca o sea la menor posible. Pero lo hacen sacrificando TODOS los tipos de hidratos de carbono, algunos incluso aduciendo supuestas condiciones evolutivas?!
Quizás eso sea una estrategia válida para ellos, pero no parece serlo para los culturistas… pero esa es otra historia!
Autor: José María García García