Las hormonas en las mujeres

sLas hormonas en las mujeres

Una dificil posición de comienzo, marcará en los físicos femeninos las cartas con las que jugarán toda su vida. El dicho «somos los que comemos» es mucho más exacto aplicado a las hormonas, «somos las hormonas que producimos». Por ello una comprensión más detenida de este tema, ofrecerá un status quo más exacto del por qué de muchas situaciones en el cuerpo de nuestras lectoras.

 

Las hormonas en las mujeres.

Si quereis tener un bajo porcentaje de grasa,un metabolismo alto que os permita comer y gastar muchas calorías, la mínima retención hídrica y una musculatura con un buen tono (dureza) tengo malas noticias que daros. Vuestro sistema hormonal va en dirección contraria generalmente.

Como no quiero daros solo noticias negativas me gustaría pormenorizar lo que he querido decir antes y ofreceros algunas alternativas.

Quisiera describir que existen en los seres humanos unas señales químicas llamadas hormonas, de las que hablaremos solo de las principales. Estas hormonas son exactamente las mismas en hombre y en mujeres. La diferencia está, obviamente, en la cantidad que producimos de cada una.

Los caracteres sexuales se marcan precisamente por la cantidad de estas que segregamos durante nuestro crecimiento, especialmente en la etapa del «estirón» o adolescencia, cuando crecemos a ojos vista y se producen cambios en nuestro cuerpo. Para que veais este tema aún más claro, os diré que si en un cuerpo preadolescente, suministráramos hormonas del sexo contrario al que las gónadas ofrecen, el desarrollo que produciríamos sería más parecido al del sexo de las hormonas que suministramos, si además anulamos las que el propio cuerpo fabricaría, que el que por nacimiento veríamos normal.

Con eso tenemos una idea clara de la inmensa importancia que estas hormonas sexuales tienen en la persona humana. Pero vamos a dar un paso más, identifiquemos a esas hormonas; en el caso masculino se trata de la testosterona. En el caso femenino son los estrógenos.

Los primeros producen una serie de desarrollos corporales que dan las claves identificativas del sexo masculino en el cuerpo humano. Vello corporal, musculatura prominente, osamenta gruesa, caderas estrechas, bajo nivel de grasa, alto metabolismo, voz grave, pelos finos en el cuero cabelludo, producción de grasa corporal (olor corporal), aumento de la fuerza, crecimiento de la próstata, producción de semen, etc…
Los segundos producen los signos identificativos femeninos, aunque recientemente existen teorías que separan esto de la producción de estrógenos, y lo dejan caer más en la ausencia de testosterona apreciable; pelo grueso, en el cuero cabelludo desarrollo de las mamas, de los caracteres femeninos, vello corporal en áxilas e ingles, ensanchamiento de las caderas, la llegada de la regla, desarrollo del olor corporal (diferente que en el varón), retención de agua subcutánea, empobrecimiento del riego sanguíneo en caderas y piernas, hará más lento su metabolismo y producirá una piel suave y luminosa.

Por supuesto, nadie supondrá que todos los hombres tenemos la misma cantidad de testosterona y las mujeres segregaran la misma de estrógenos. Por ello no todos los hombres y mujeres tienen todas estas señas sexuales desarrolladas de la misma manera, es más; alguno puede localizar tipos que pudieran estar incluso más cercanos al sexo contrario, aún siendo perfectamente hombres y mujeres normales. Pero la norma general indica otra cosa.

En el caso que nos ocupa, el sexo femenino, vemos como muchas de sus funciones se encaminan a un hecho en concreto, y por el que la evolución humana se ha ido derivando, el tener hijos; y más concretamente, el parto. El por qué es sencillo, la evolución ha marcado que las mujeres intentaran acumular las 80.000 calorías que hacen falta para dar a luz una criatura, cuando la comida no era precisamente un bien común, y para ello produce un organismo que intenta acumular energía para ello. Lo malo es que ese acúmulo es grasa y donde se deposita es en las zonas más cercanas al órgano reproductivo femenino. Caderas, glúteos y parte superior de las piernas. Y con ello vemos ahora el sentido de la primera frase de este texto.

Existen soluciones?? Si.

Todas ellas arrancan con el mismo supuesto intentar controlar las consecuencias de tales producciones hormonales, y dependiendo de la cantidad que generen un diseño adecuado de las medidas dietéticas, suplementarias y sobre el tipo de ejercicio a realizar. En aquellas mujeres que tengan mucha cantidad de estrógenos, quizás sea inteligente:

  • El uso de dietas moderadas en carbohidratos y grasas, especialmente bajas en saturadas, altas en proteínas,
  • Un tipo de ejercicio especialmente interesado en el uso de las cargas (culturismo, fitness o como gusteis en llamarlo, pero entreno serio) con el fin de mejorar la masa muscular lo que elevará algo la producción de testosterona (ínfima en este tipo de personas) y hará aumentar el metabolismo basal, disminuirá las reservas de grasa y de retención hídrica
  • Ejercicio aeróbico para la quema de grasa acumulada pero atendiendo siempre al hecho de que es menos importante que el anterior, ya que este es puntual y el otro es estructural.
  • Beber agua abundantemente con el fin de acabar con la retención acumulada, además de tomar quizás diuréticos naturales, alcachofa, cola de caballo etc…
  • El uso de termogénicos irregularmente, para mejorar el metabolismo y la eliminación de agua. Evita el consumo continuado de este tipo de suplementación para evitar que el cuerpo se adapte a ellos.
  • Evita tomar anticonceptivos orales, ya que estos están compuestos de estrógenos, con lo que el problema lejos de revertirse probablemente empeorará, por ello es preferible otro tipo de método anticonceptivo (si este es su fin). Si los parches son del mismo tipo (estrógenos) hay que intentar su utilización del mismo modo.

De una manera general y a grosso modo estos son diversas cuestiones que han de tenerse en cuenta a la hora de poner en práctica una serie de medidas que contrarresten la producción hormonal de nuestro cuerpo, en el caso de que estas no conlleven al cuerpo que deseamos como objetivo. Por ello esto no es más que una primera identificación de diversos factores que tienen unas consecuencias que debemos de conocer para evitar sus pasos consiguientes…

Autor: José María García García

  • Neptuno

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