Editorial por invitación; Culturismo, reflejo del crecimiento

dEditorial por invitación; Culturismo, reflejo del crecimiento

Iván Pérez López de Silva es un joven competidor que ya ha escrito en otra ocasión para F21.com. En esta ocasión nos ofrece un relato corto autobiográfico de cómo a través de la disciplina y de la manera de autoconocernos (dentro y fuera) que el culturismo nos proporciona, nos hace cambiar nuestro concepto de nosotros mismos.


 

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Quiero confesarles, si es que a esto que voy a decir se le puede llamar confesión, la importancia de nuestro deporte en el plano del desarrollo, de la vida misma, su importancia no sólo en ámbitos como la salud, sino en todo lo relacionado con el crecimiento como persona.

Hace mas de tres años que decidí entrenar con pesas, y hace mas de cuatro que comencé a practicar deporte en general, por ello puedo argumentar con bastante precisión lo que implica convertirse, reformarse, cambiarse, verse uno de una forma distinta o lograr ser lo que siempre había soñado.


Durante los principios de mi adolescencia tuve varios problemas debido a circunstancias familiares y a un espíritu cada vez mas involucionista que apareció dentro de mí sin ser consciente de ello,lo cual me impedía realizarme en la medida que desde mis más profundos anhelos deseaba. El espirítu del camello, como lo hubiera llamado Nietzsche, se apropió de mi y para arraigarse en mi consciencia de forma mas permanente formó un sello de inmovilización con lo que , como consecuencia, obtuve los peores años de mi corta vida.


En aquella época recuerdo lo curioso que era mirarse frene al espejo y contemplar la imagen de uno mismo, pues, sin alterar comida, ni hábitos ni costumbres, la silueta permanecía siempre similar, un tronco estrecho con brazos delgados y pecho hundido acompañado de un vientre igualmente vertical que tenía suficiente grasa para no apreciarse ningún rastro de abdominal.

La idea general de todo ello es que la auto-imagen permanecía similar, inalterable, simbolizando una racionalización paradigmática que, a modo del mas puro concepto platónico, me encerraba a mi mismo en una mera idea, una visión, una opinión redundante.


De buenas a primeras, y tras una operación, comencé esporádicamente y sin motivo alguno a hacer mis primeras flexiones y abdominales, y para mi sorpresa, me encontré muy a gusto haciéndolas, disfrutando con el dolorcillo de la contracción en el esmerado placer del entrenamiento ( aunque fuese casero).

Aparece entonces una nueva sopresa, y resulta que, tras pasar varias semanas, el espejo no me ha mostrado lo mismo que siempre, pues mis ojos admiraban la tonalidad de unos brazos que deseaban aumentar de tamaño a la par que se deleitaba con los primeros bultitos en el abdomen. Una cosa estaba clara, ya no era el mismo, había decidido cambiar, lo que implicaba vencer una neurosis psicológica al mismo tiempo que transformaría mi cuerpo.


Y efectivamente, así fue.


Pasaron tan sólo tres meses hasta que me apunté a un gimnasio, donde, combinando su actividad junto a atletismo y a natación, comencé un auténtico desarrollo favorecido por la gran cantidad de tiempo libre que poseía en aquel momento que me permitía disfrutar del deporte.


Algunos dilemas antiguos como la timidez, el pesimismo, el descontrol, la postergación o la decadencia habían comenzado a desaparecer….y mi cuerpo seguía cambiando.


Pasó un año, y otro, y otro…y ya van tres, por no decir casi cuatro, y en ninguno de ellos he vuelto a ser el mismo, tan solo mejoré periódicamente, como un ciclo inacabable. Y el hecho de que , en gran medida, haya podido experimentar un cambio de esas circunstancias, lo puntualizo sobre el culturismo… ¿Por qué? Bueno, es evidente que hubo 3246643 millones de circunstancias influyentes aparte de levantar 3 veces por semana una con pesos, pero lo cierto es , que si me sentía confuso, o desganado, o sentía la tentación de venirme abajo, me contemplaba en el espejo y el cuerpo que se reflejaba en él…Y ELLO ERA COMO UNA LUZ RESPLANDECIENTE QUE ILUMINA LAS OSCURAS FUERZAS DE LA INFELICIDAD QUE HAY EN NUESTRA SOCIEDAD.


¡Amigos…no..hermanos culturistas!, nuestro cuerpo es un símbolo de un trabajo bien hecho y la prueba evidente de lo que somos, la consecuencia de nuestros actos, el ademán de nuestra autoconfianza y el empeño en nuestro crecimiento.

Crecemos físicamente, pero también lo hacemos como personas, desarrollando como en mi caso un corazón y espíritu vital que valora la fugacidad del tiempo y permite gozar de la vida sin preocupaciones.

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No existen las ideas, ni las concepciones, ni tampoco las opiniones…son meras formulaciones fantasiosas creadas por nuestra mente, es por ello que nuestra propia auto-concepción jamas se asemejará ni un poquito a la amplitud que posee nuestro auténtico ser.


Yo jamás pensé que sería listo

Yo jamás pensé que sería fuerte


Del mismo modo que jamás hubiera pensado muchísimas de las cosas que hoy son realidades en mi vida..y hoy, no ayer, ni mañana, sino hoy, puedo alzar la mirada al cielo por haber conseguido matrícula de honor en bachillerato tras haber cursado dos años en diversifación y por ganar el campeonato de Andalucía Invitacional en categoría junior, pero esos logros no son ni por asomo equiparables al hecho de que…he disfrutado muchísimo haciéndolo.


Yo proclamo, con este escrito y mi buena retórica, el culturismo como arma contra el despotismo y la auto-destrucción, como herramienta de crecimiento, como método al desarrollo completo de una persona.

Y aunque sé que muchos son incapaces de comprenderlo y me alegro muchísimo por ello, yo, como seguramente (espero) muchísimos de nosotros, disfruto con cada repetición, con cada minuto de cardio, con cada pechuga de pollo…que luego me vea estupendísimamente es solamente un reflejo de toda la felicidad que he vivido en el trayecto.




Nos vemos en el gym!

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