Editorial Marzo08; La avalancha del verano

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Editorial marzo08; La avalancha preverano

A punto de ingresar en la primavera asistimos a un «espectáculo» de temporada. Muchas de las cuestiones relativas a este grupo humano para entenderlo mejor, su coexistencia con los usuarios más regulares. Todo lo que muchas veces hemos pensado de esta plaga que inundará los gimnasios de España.

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Cuantas veces hemos asistido a un movimiento en estas fechas, poco a poco el calor va ganando terreno en los termómetros y las primeras ropas cortas del verano, los primeros baños y sobretodo, la publicidad que nos invita a poner el «Chip» veraniego, van provocando una acelerada prisa para ponerse en forma para una gran cantidad de personas que abarrotan las instalaciones deportivas de nuestro país, especialmente en los gimnasios.

Muchos de nosotros tenemos una honda preocupación por el uso de nuestras deseadas máquinas y/o pesas que nos permiten entrenar con el nivel que a nosotros nos parece el idóneo. Quizás a causa de esto o de que en su mayoría la gente que se apunta en estas fechas son los más débiles en cuanto a la voluntad, los que siguen las modas y los que más cantidad de estupideces hacen y dicen en una sala de pesas; no nos suelen simpatizar mucho este tipo de usuario. Entre su candidez, desfachatez a veces, su ignorancia y sobretodo sus prisas, no es precisamente el personaje que mejor nos cae del gimnasio.

Demasiadas ocasiones hemos visto como inutilmente acuden en tropel a las salas de ejercicio para que en su imaginación solo con apuntarse parezca que ya han hecho algo que merezca mejorar su apariencia física. Algo así como esforzarse y ser constante, dos necesidades que son imposibles de encontrar en la gran mayoría de estas personas. Más si cabe cuando muchos de ellos se apuntan por «obligación», sin ganas y encima con la tìpica frase tonta de «yo no me quiero poner como ese…».

Tras de esta heroica entrada en el gimnasio, procura hacer tan solo lo que él piensa que le valdrá, o bien solo abdominales o solo cardio o pesas como si fuera el Mr Olympia para que en solo dos meses se pongan tipo Arnold. En la mejor de nuestra disposición simplemente los ignorábamos, los considerábamos un mal necesario y pasajero que el dueño del gimnasio aprovechaba para poder cambiar algunas máquinas o realizar mejoras.
s Desde esta tribuna os pido que cambiemos un poco esta posición que adoptamos frente a ellos. Más si cabe cuando este tipo social es el que enla mayhor parte produce la mayor parte de los bulos y malosentendidos que nosotros los culturistas sufrimos por parte de la Sociedad en general. Sé que puede sonar a pesado y a exigente, pero creo necesario darles una oportunidad como en algún momento nos lo han dado a nosotros.

Podríamos intentar ser amables, permitid las rotaciones en las máquinas, el consejo de los veteranos, un trato agradable y servicial. Quizás alguno pueda pensar que nosotros no somos solo un ejemplo físico, si no también en cuanto al comportamiento, solo por esto ya merecería la pena este esfuerzo. Pero aún voy más allá, si intentáis «adoptar» alguno de estos podeis cambiar su entrenamiento y hacerles comprender que es el entreno de todo el año, las comidas racionales durante toda la semana y una cierta disciplina personal, las llaves de su tan ansiada meta de «·estar en forma».

Seamos positivos entonces, y la próxima vez que veamos a un patoso de estos perdido por el gimnasio, nos podemos ofrecer tranquilamente a echarles una mano. O cuando cogen muchísimos más kilos de los que puede, intentándoles hacerles ver que no es necesario usar tanto peso si no, entrenar adecuadamente. Incluso a aquellas personas que se empeñan en tener miedo a las pesas, intentarles presentar modelos corporales para que estos mismos vean que las pesas no son para nada negativas, muy al contrario como ya sabemos.

Seguramente si hacemos por poner algo de nuestro lado, como mínimo se darán cuenta de que no nos comemos a nadie, que nuestro aspecto puede que sea intimidador pero desde luego nosotros somos un elemento más de la sociedad, con nuestros pros y nuestras contras.

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