Panga Opción interesante; si o no? por Marcos Herrera
Uno de los pescados más vistos ultimamente en los mercados españoles se trata de un pez abundante y barato que por su parecido a otros típicos peces comunes de comer en España ha aparecido con fuerza como opción alimentaria culturista.
Hoy aprovecharé esta entrada para desarrollar un poco de información nutricional sobre los pescados y más concretamente sobre la «panga». Un pescado que quizás por su precio, ausencia de espinas y la fama que se le ha adjudicado pueda parecer una buena elección en cuanto nos sentamos a la mesa. Pero quizás no sea la mejor opción.
Los que me conocen saben que personalmente no consumo muchos tipos de pescado (soy un mal ejemplo), pero si que es cierto que es un alimento fundamental en todas las dietas que propongo. Motivos muchos, pero uno de los que muchos nutricionistas defienden y yo me sumo a ellos es por el aporte de ácidos grasos esenciales, esas famosas grasas buenas, los «omegas».
También muchos de mis amigos y clientes me han oído decir eso de «cualquier pescado menos la panga». Pero pocos se han parado a preguntarme el motivo. El motivo voy a intentar exponerlo en las próximas lineas.
¿Qué es la panga?
Pangasius hypophthalmus es un pez de agua dulce perteneciente a la familia de los pangásidos. Tiene la peculiaridad de poseer una aleta dorsal pronunciada por lo que en algunos países se le relaciona con la familia de los tiburones, aunque no tiene nada que ver. Es esta especie de pez del que se obtiene los filetes de panga que conocemos, que provienen principalmente de los países asiáticos. Debemos saber que existe otra especie totalmente distinta en sudáfrica, que recibe el mismo nombre pero de gran diferencia física y de agua salada, pero que no es comercializada en nuestro entorno.
Es un pez que se cría y se produce de forma intensiva en cautividad en varias partes del mundo, pero principalmente tiene a países asiáticos como Vietnám o Tailandia.
¿Por qué se le critica?
Uno de los motivos que ha ocasionado críticas a este pescado es la supuesta alta contaminación de los ríos en los que se produce (por ejemplo el Mekong) y muchas organizaciones lo acusan de mostrar altos indices de contenido en mercurio. Aunque lo cierto es que hasta ahora no he encontrado estudios específicos sobre esta materia, si que puedo deducir interés comercial de denostar este pescado en países productores de otros pescados, como el nuestro, ante la entrada de un pescado de importación más barato y tan difundido en nuestra sociedad.
Entonces ¿es interesante la panga como una opción?
Pues hasta que ha caído en mi mano un estudio del análisis nutricional y su comparación con otros pescados difundido por el From (avalado por la Unión Europea), no tenía argumentos convincentes. Ahora si.
Basta con mirar la composición nutricional de la panga y compararla con otros pescados como la merluza, la dorada o el salmón para encontrar cosas menos interesantes en este pescado.
Lo primero que sorprende es la ausencia de grasas en la tabla de composición. Es decir, la panga no tiene grasa. ¿cómo? Pues eso, que no tiene.
Por cada 100 gramos de pescado, la merluza presenta en crudo poco más de 3 gramos de grasa, mientras el salmón y la dorada superan los 10 gramos. En cuanto a la proteína, la panga es también la más pobre de todas con 11 gr de proteínas, comparados con la dorada y el salmón que la duplican en cantidad con más de 21 gramos de proteínas y la merluza que supera los 17 gramos. En cuanto a hidratos de carbono, sobra decir que ningún pescado presenta una cantidad apreciable, aunque si es cierto que una vez cocinada, la panga presenta en algunos casos valores superiores a 2 gramos, como en la cocción al vapor. Cosa que no se produce con ninguno de los otros pescados.
Pero vamos más allá, ¿qué calidad tienen esas grasas de los pescados?.
Simplificando mucho podríamos asegurar que la calidad de las grasas provenientes del pescado vendrán definidas por la cantidad en omega3 que presentan. Es obvio por tanto que la calidad de la grasa en la panga es nula, ya que ni siquiera presenta una cantidad de grasa que permita su analisis para conocer su composición y definir la calidad de la misma. En cambio la dorada se presenta con un aporte en ω3 (omega3) de 2 gr de ω3, 1,4 gr el salmón y 0,79 la merluza.
Si añadimos pescado a nuestra dieta y nuestro objetivo es un aporte proteíco, no es la mejor opción, si buscamos aporte en grasas tampoco, pero si además queremos conseguir una buena fuente de ácidos grasos, menos aún.
¿y eso es todo?
Pues no, aún queda la «puntilla». Y ahora es cuando hablo de dietas extremas, como esos regímenes alimenticios tan presentes entre algunos colectivos en los que buscan limpiar tanto las dietas que limitan su dieta a pescado hervido, eso si, sin sal.
Pues siento mucho decirle a esos amantes de las dietas sin sal, que la panga es la peor opción de todas, por algo tan sorprendente como que la panga presenta nada menos que 500 mgr de sodio por cada 100 gr de panga. Es decir en un plato de panga de una dieta de este tipo en la que recomiendan unos 300 gr de panga, estaría ingiriendo, 1 gramo y medio de sodio, equivalente a unas seis «pizcas» de sal.
Si aún no te he convencido, solo me queda por añadir la importancia de la vitamina D en nuestra dieta, ausente en este tipo de pescado.
Conclusión
Pescado, si. Panga, no.
Artículo de Marcos Herrera