Editorial F21 septiembre2012; La crisis de un culturista

dEditorial F21 Sept2012; Los efectos de la crisis en un culturista

Enviada por un culturista de competición que prefiere seguir en el anonimato refleja claramente que la actual crisis económica ha afectado a todos. Él nos explica cómo consigue sobrellevarla sin perder su pasión.

La crisis de un culturista.
Culturista, dícese de aquel individuo que siga los tres patrones básicos para la ganancia
de masa muscular mediante las pesas; nutrición, entrenamiento y descanso. Pero para el
significado cotidiano y mundano es aquella persona con un desarrollo físico extraordinario y
fuera de lo normal.
Me considero y soy culturista, de hecho, he podido competir en varios certámenes( acorde
a mi nivel ) donde además de disfrutar de una maravillosa experiencia pude llevarme incluso
algún galardón y trofeo. No obstante, no soy ese “Hulk” que aparece en las películas, y todavía
me queda bastante para parecerme a mis superhéroes de los tebeos que tanto admiraba de
pequeño.
Mi escalafón sería mas bien el culturismo natural, aquel donde se entrena, come y descansa
sin utilización de ayudas anabolizantes para el desarrollo muscular. Sigo este estilo de vida
libre de “ayudas” por dos motivos.
1.No quiero
2. No tengo dinero.
En la segunda razón expuesta se halla el corazón de este pequeño editorial que aquí os traigo.
Nuestro deporte es un deporte caro, caro como pocos, o casi con total seguridad, como
ninguno.
Un futbolista necesita dinero para equipación, balones y demás. Un nadador tres cuartos
de lo mismo, y a un ciclista le añadimos el coste de la bici y nos saldrá un dividendo menor
que el que le supone a un culturista vivir durante un año. Y es en este punto donde mi
edad, 21 años, y la precariedad de quien atisba un horizonte oscuro bajo un chaparrón de
verborrea mediática en forma de “prima de riesgo”, “paro” y “subida de impuestos, despiertan
incertidumbre , una incertidumbre que jamás habría llegado a imaginar.
Para un estudiante, y más para un estudiante hijo de un funcionario que trabaja fuera, resulta
dificultosa la convivencia con los tres pilares que comenté al comienzo de este texto. Por lo
general, una alimentación para alguien de alrededor de 85 kilos bastaría con 150-180 euros
mensuales, y quizá este exagerando. Pero a ese gasto habrá que añadirle el correspondiente
pago de las mensualidades del gimnasio, y por supuesto el calzado deportivo, que tiendo a
renovar cada pocos meses.
Hasta el año pasado jamás me había preocupado de ello, pero los recortes llegaron, y poco a
poco tuve que ver como podía apretarme el cinturón.
Hay soluciones, claro. Cambiar comidas de pollo por mas tortillas, ya que hay oferta en el pack
de huevos. También se puede bajar un poco las comidas, en vez de 200 gr bajar a 150 gr, y en
las tortillas aprovechar también la proteína de las yemas, de modo que habría que hacerlas
todas con huevos enteros. Pan y arroz no es un problema, es barato, pero, ¿y qué pasa con
lechuga o frutas? Tampoco pasa nada de momento, se puede comprar.
Faltaría quizá mencionar un pequeño pilar más, y es el de los suplementos. Bueno, a raíz de la
temática que ya habréis percibido, sería superfluo añadir que obviamente iban convirtiéndose
en agua de Mayo a medida que pasaba los meses.
De contar con 200 euros mensuales a pasar a vivir un mes entero con 100, sin embargo, se
experimentan cambios bastante notables.
Para empezar, lechuga y frutas quedan fuera, al igual que suplementos, el aceite de oliva hay
que exprimirlo al máximo, y en mas de una ocasión he cocido el pollo o directamente lo he
hecho en el microondas. Trato de buscar salidas también cuando el pollo sube; 6 euros el kilo
es una barbaridad, y estimo que necesito 3 o 4 kilos semanales, y casi no puedo permitírmelo.
El pan y el arroz aún siguen intocables, aunque habré vivido alguna experiencia en la que no
me llegaba el dinero semanal y he tenido que terminar cociendo pasta o fideos que aún me
quedaban en casa.
Pero no siempre es posible, en alguna ocasión las subidas de precios o algún gasto inesperado
me han llevado a no tener nada más de comida en casa y tener que recurrir a cosas fuera
de la dieta, resignarme a comer chorizo a pesar de toda su grasa por consumir algo más de
proteínas.
El desgaste económico es brutal, pero no se desespera el ánimo, y se entrena con devoción y
ganas. Llegan los resultados, quizá un volumen con bastante peso de más, pero al menos ha
llegado. Sin embargo, a costa muchas veces de no pagar un autobús para ir a la universidad y
hacer caminatas de ir y venir de mas de 1 hora y media todos los días. De exprimir al máximo
unas zapatillas a veces bastante rotas hasta conseguir algo más de dinero para algunas nuevas.
A veces, algún estado de ansiedad por la situación atenta contra el descanso y desconcierta al
organismo.
Cuando alguien me invita a comer a su casa, muy muy agradecido, acepto la invitación, y doy
por ello gracias de mis amistades que también me apoyaron para que esto no me hundiera.
Muy a menudo uno termina preguntándose con desaliento si seguir con esto resulta algo
demasiado egoísta , y si estoy siendo una carga demasiado grande para mi familia. Yo solo
quiero la comida necesaria y lo suficiente para poder entrenar. Esas son mis peticiones, no
necesito más.
Os he abierto casi a modo biográfico este último año de mi vida para aprovechar también y
lanzar una pregunta al aire. ¿ Qué será de mí con la subida del IVA? . Incertidumbre, mucha
incertidumbre en un país donde cada vez hay menos oportunidades de obtener dinero, y por
tanto, de luchar por un sueño , una forma de vida que defenderé arraigadamente todo lo que
pueda.
Escribo estas palabras con la mayor objetividad , aunque desde mi perspectiva, y no buscaré
aquí culpables de esta mala situación, en el sentido de que no tengo demasiadas alternativas .
Pidiendo además disculpas por lo egoísta de todo el texto al situarme en el epicentro del
problema, e incluso pareciendo una víctima de un vil sistema a ojos de mis queridos lectores,
he de decir que me siento agradecido todavía por seguir entrenando y sobrellevándolo todo,
porque otros han terminado dejando de ir al gimnasio, e incluso he visto alguno malviviendo
en la calle como vendedor ambulante(con todo el respeto para este oficio). Están mas flacos,
han perdido volumen, aunque todavía mantienen algo de tono. También otros quisieron
mantenerse a flote de maneras más ilegales, y aunque les recrimino que lo que hacen no está
bien, no puedo evitar sentir algún tipo de empatía.
Amén de tener que presenciar como las tiendas donde antes solía comprar suplementos iban
cerrando sucesivamente una tras otra por la escasez de venta típica de estos momentos de
mayor precariedad.
Esperemos que la tormenta pase lo antes posible y que quienes se encuentren en una
situación como la mía, parecida , o peor, que amen este deporte con toda su alma y vivan su
vida junto a él puedan ganar su particular Mr Olympia, que es ni mas ni menos, que seguir de
marinero en este barco llamado culturismo.
Atentamente, un culturista en crisis.
La crisis de un culturista.
s

Culturista, dícese de aquel individuo que siga los tres patrones básicos para la ganancia de masa muscular mediante las pesas; nutrición, entrenamiento y descanso. Pero para el significado cotidiano y mundano es aquella persona con un desarrollo físico extraordinario y fuera de lo normal.

Me considero y soy culturista, de hecho, he podido competir en varios certámenes ( acorde a mi nivel ) donde además de disfrutar de una maravillosa experiencia pude llevarme incluso algún galardón y trofeo. No obstante, no soy ese “Hulk” que aparece en las películas, y todavía me queda bastante para parecerme a mis superhéroes de los tebeos que tanto admiraba de pequeño.

Mi escalafón sería mas bien el culturismo natural, aquel donde se entrena, come y descansa sin utilización de ayudas anabolizantes para el desarrollo muscular. Sigo este estilo de vida libre de “ayudas” por dos motivos.

1. No quiero
2. No tengo dinero.

En la segunda razón expuesta se halla el corazón de este pequeño editorial que aquí os traigo. Nuestro deporte es un deporte caro, caro como pocos, o casi con total seguridad, como ninguno.

Un futbolista necesita dinero para equipación, balones y demás. Un nadador tres cuartos de lo mismo, y a un ciclista le añadimos el coste de la bici y nos saldrá un dividendo menor que el que le supone a un culturista vivir durante un año. Y es en este punto donde mi edad, 21 años, y la precariedad de quien atisba un horizonte oscuro bajo un chaparrón de verborrea mediática en forma de “prima de riesgo”, “paro” y “subida de impuestos, despiertan
incertidumbre , una incertidumbre que jamás habría llegado a imaginar.
s
Para un estudiante, y más para un estudiante hijo de un funcionario que trabaja fuera, resulta dificultosa la convivencia con los tres pilares que comenté al comienzo de este texto. Por lo general, una alimentación para alguien de alrededor de 85 kilos bastaría con 150-180 euros mensuales, y quizá este exagerando. Pero a ese gasto habrá que añadirle el correspondiente pago de las mensualidades del gimnasio, y por supuesto el calzado deportivo, que tiendo a renovar cada pocos meses.

Hasta el año pasado jamás me había preocupado de ello, pero los recortes llegaron, y poco a poco tuve que ver como podía apretarme el cinturón.

Hay soluciones, claro. Cambiar comidas de pollo por mas tortillas, ya que hay oferta en el pack de huevos. También se puede bajar un poco las comidas, en vez de 200 gr bajar a 150 gr, y en las tortillas aprovechar también la proteína de las yemas, de modo que habría que hacerlas

todas con huevos enteros. Pan y arroz no es un problema, es barato, pero, ¿y qué pasa con lechuga o frutas? Tampoco pasa nada de momento, se puede comprar.

Faltaría quizá mencionar un pequeño pilar más, y es el de los suplementos. Bueno, a raíz de la temática que ya habréis percibido, sería superfluo añadir que obviamente iban convirtiéndose en agua de Mayo a medida que pasaba los meses.

De contar con 200 euros mensuales a pasar a vivir un mes entero con 100, sin embargo, se experimentan cambios bastante notables.
d
Para empezar, lechuga y frutas quedan fuera, al igual que suplementos, el aceite de oliva hay que exprimirlo al máximo, y en mas de una ocasión he cocido el pollo o directamente lo he hecho en el microondas. Trato de buscar salidas también cuando el pollo sube; 6 euros el kilo es una barbaridad, y estimo que necesito 3 o 4 kilos semanales, y casi no puedo permitírmelo.

El pan y el arroz aún siguen intocables, aunque habré vivido alguna experiencia en la que no me llegaba el dinero semanal y he tenido que terminar cociendo pasta o fideos que aún me quedaban en casa.

Pero no siempre es posible, en alguna ocasión las subidas de precios o algún gasto inesperado me han llevado a no tener nada más de comida en casa y tener que recurrir a cosas fuera de la dieta, resignarme a comer chorizo a pesar de toda su grasa por consumir algo más de proteínas.

El desgaste económico es brutal, pero no se desespera el ánimo, y se entrena con devoción y ganas. Llegan los resultados, quizá un volumen con bastante peso de más, pero al menos ha llegado. Sin embargo, a costa muchas veces de no pagar un autobús para ir a la universidad y hacer caminatas de ir y venir de mas de 1 hora y media todos los días. De exprimir al máximo unas zapatillas a veces bastante rotas hasta conseguir algo más de dinero para algunas nuevas. A veces, algún estado de ansiedad por la situación atenta contra el descanso y desconcierta al organismo.

Cuando alguien me invita a comer a su casa, muy muy agradecido, acepto la invitación, y doy por ello gracias de mis amistades que también me apoyaron para que esto no me hundiera.

Muy a menudo uno termina preguntándose con desaliento si seguir con esto resulta algo demasiado egoísta , y si estoy siendo una carga demasiado grande para mi familia. Yo solo quiero la comida necesaria y lo suficiente para poder entrenar. Esas son mis peticiones, no necesito más.
s
Os he abierto casi a modo biográfico este último año de mi vida para aprovechar también y lanzar una pregunta al aire. ¿ Qué será de mí con la subida del IVA? . Incertidumbre, mucha incertidumbre en un país donde cada vez hay menos oportunidades de obtener dinero, y por tanto, de luchar por un sueño , una forma de vida que defenderé arraigadamente todo lo que pueda.

Escribo estas palabras con la mayor objetividad , aunque desde mi perspectiva, y no buscaré aquí culpables de esta mala situación, en el sentido de que no tengo demasiadas alternativas .

Pidiendo además disculpas por lo egoísta de todo el texto al situarme en el epicentro del problema, e incluso pareciendo una víctima de un vil sistema a ojos de mis queridos lectores, he de decir que me siento agradecido todavía por seguir entrenando y sobrellevándolo todo, porque otros han terminado dejando de ir al gimnasio, e incluso he visto alguno malviviendo en la calle como vendedor ambulante (con todo el respeto para este oficio). Están mas flacos, han perdido volumen, aunque todavía mantienen algo de tono. También otros quisieron mantenerse a flote de maneras más ilegales, y aunque les recrimino que lo que hacen no está bien, no puedo evitar sentir algún tipo de empatía.

Amén de tener que presenciar como las tiendas donde antes solía comprar suplementos iban cerrando sucesivamente una tras otra por la escasez de venta típica de estos momentos de mayor precariedad.

Esperemos que la tormenta pase lo antes posible y que quienes se encuentren en una situación como la mía, parecida , o peor, que amen este deporte con toda su alma y vivan su vida junto a él puedan ganar su particular Mr Olympia, que es ni mas ni menos, que seguir de marinero en este barco llamado culturismo.

Atentamente, un culturista en crisis
Nota de Fisicos21.com : Es anónimo por petición expresa del autor

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