Editorial Junio; El lado oscuro de la fuerza
A punto de comenzar el verano surgen diferentes personajes alrededor del mundo del gimnasio. Uno de los más recientes está retratado en el siguiente texto que intenta reflexionar acerca del fenómeno producido. Una mirada fria sobre este personaje y las motivaciones que le rodean.
El “lado oscuro” de la fuerza.
Las sustancias dopantes existen. Lo han hecho en otras épocas y, probablemente, existirán en un futuro cercano, al menos.
El uso de cualquier sustancia prohibida conlleva una serie de riesgos o de problemas morales, los cuales no son ahora el objeto de este escrito. Vamos a intentar valorar otra cosa; Merece la pena tomarlos?
En muchas ocasiones he oído buscar cualquier absurda excusa para que una persona empiece a usarlos. “He llegado a mi límite genético”, “Todo el mundo los usa”, “Es más fácil si los tomo”, “No pasa nada, nadie se muere por ello y aumentaré más mi progreso” etc… Algunos son sinceros, otros son rastreros y buscan cualquier estupidez que les “limpie” a ojos de un tercero.
En la mayor parte de la gente que conozco, sus conocidos usan las hormonas, ya no solo para competir como hasta hace unos 5-6 años, ahora ya se toman simplemente para estar bien en el verano. No importa el precio, si entreno convenientemente o si puedo o debo tomarlos. Es casi ya lo de menos, la excusa, lo esencial es tomarlo porque si no lo haces no llegarás a la meta que has elegido.
Las ganas de estar bien físicamente de una manera rápida y sin control, sin pensar en las consecuencias, acciones típicas de los niños o de irresponsables, son unos de los problemas que junto al mercado negro al que se ven obligados a acudir, ofrecen un problema global a la sociedad de hoy en España.
Si resumimos, existe un problema que rodea al mundo del culturismo pero que, en este caso lo roza más que tocarlo, la gente que sin ser culturista, toma sustancias dopantes por el simple hecho de tener una apariencia física lo más parecida posible al culturista que atrae al sexo femenino. Muchas veces sin reparar en su salud, si entrena o no constantemente o si ni siquiera come adecuadamente. Su única obsesión es infiltrarse una sustancia pretendidamene casi milagrosa que cambiará su apariencia física.
A nosotros los culturistas esto nos afecta, desde luego, aunque solo sea por el hecho de que muchos de esos traficantes pertenecen a nuestro mundo, o están directamente relacionados con nosotros de una u otra manera. Y aunque no sea así, no preocupaos mucho porque a los ojos de un periodista no tendrá el más mínimo reparo a la hora de dar a conocer la noticia en los noticiarios, de sacarnos de por medio, aunque no haya nada culturista en el tema. Eso es una ligera imperfección de la realidad que, como una máxima periodista dice, “no estropeará la noticia”…
Es criticable este comportamiento? Si, es mi contestación, por qué? No por el hecho de que estas sustancias sean un peligro para la salud del que los usa, ni siquiera porque su uso sin prescripción médica no es aconsejada, ni por el hecho de que es un tráfico ilegal la venta de estas sustancias fuera de las farmacias sin receta. Ni tan siquiera porque su uso en competición es un fraude y está considerado un engaño a la hora de competir. Es criticable porque es simplemente una estupidez abusar de un producto que apenas vas a aprovechar solo por el hecho de que al ser ilegal “algo bueno tendrá”, o “si vale un millón de las antiguas pesetas, tiene que ser potente”, cuando ni entrenas todo el año, ni tienes unos años detrás tuya, ni asesoramiento médico, ni controles sanguíneos, ni comes adecuadamente, etc… Es decir solo lo haces para que tu ego se desarrolle a base de tener más musculitos en verano, músculo que, probablemente no te dure más de unos meses y que arruinará tu físico (por dentro más que por fuera) dado el abuso al que normalmente se procede al probar un ciclo de sustancias dopantes.
Si después de esto sigues adelante, no es tu cuerpo el principal problema que tienes en tu vida…